sábado, 12 de septiembre de 2015

"Violencia invisible"





 No es normal que revisen tu móvil.
No es normal que te controlen.
No es normal recibir insultos.
No es normal que difundan tu imagen.
No es normal que te impidan ver a tus amigos/as.
No es normal tener que decir siempre Si.
No es normal no poder decir No.



 No es normal podríamos decir los adultos y profesionales de la educación. Y sin embargo nuestros jóvenes, encuentran normalidad en estas situaciones y lejos de cuestionarlas o querer cambiarlas, chicas y chicos las defienden, las entienden y lo más preocupante conviven con aspectos de la violencia que lejos de parecer hechos delictivos, se están convirtiendo en normas básicas de los procesos de socialización con los riesgos personales, sociales, emocionales y familiares que ello conlleva. 



Una identidad de género cada vez más estereotipada, donde el liderazgo de los chicos se sitúa en torno a sentirse dinámicos, activos, independientes, posesivos, celosos, superficiales y autónomos y, las chicas se sitúan en torno a una imagen sensible, tierna, preocupadas por su imagen, responsables, prudentes, trabajadoras y estudiosas. Estos son parte de los datos que nos ofrece el estudio realizado a 2.514 adolescentes, "Identidades de género en la adolescencia" publicado, este 10 de Septiembre de 2015 por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud y este es el artículo de opinión publicado el 12 de Septiembre de 2015, en el diario "Faro de Vigo" bajo el titular de "Violencia Invisible"




¿Qué puede estar ocurriendo con nuestra educación y con esta visión por parte de nuestros jóvenes?

Desde mi experiencia como Pedagoga en contacto diario con adolescentes he aprendido que pese a vivir en una era donde la comunicación es instantánea y la información se encuentra a un "click" desde cualquier dispositivo, los padres ni en muchas ocasiones las instituciones educativas se encuentran en la línea de sus necesidades. Nuestros jóvenes precisan pautas, no son autodidactas, son menores construyendo su camino hacia la madurez, no siempre saben gestionar sus conflictos o emociones y necesitan de guías que les ayuden y apoyen.
 

Los primeros actos reconocidos en este informe como violencia nos muestran la existencia de un giro social. Existe la violencia doméstica, violencia que se produce de "puertas hacia dentro" y donde todos los miembros de la familia son víctimas-protagonistas de la misma, casi a diario tenemos noticias en prensa consecuencia de la "violencia de género". Sin embargo, los datos estadísticos sobre violencia entre menores permanecen en los propios "Juzgados de menores", siendo esta una violencia más sofisticada que yo denomino "Violencia invisible" porque son actos de control, acoso y hostigamiento ejercidos desde el silencio y en muchas ocasiones bajo el amparo de las herramientas que la tecnología pone a nuestro alcance (control del estado del whatsApp, envío de fotos, solicitud de imágenes para saber dónde la persona se encuentra, etc). No es un problema de las herramientas ni de la tecnología, es un problema de gestión y desconocimiento en el uso de las mismas. Es un problema de educación.


Cuando se produce una situación de "violencia invisible" entre nuestros jóvenes, el acoso y los niveles de agresividad verbal se incrementan justamente por producirse al amparo de la invisibilidad.

¿Y qué ocurre cómo fenómeno no esperado? 

Que al igual que se incrementan estos niveles también se incrementa el sentimiento de normalización por parte de quien lo recibe. El acosador actúa con normalidad aparente y la persona acosada siente que está viviendo una situación normalizada y consentida convirtiendo un acto constitutivo de delito en un acto de normalización.

La solución se encuentra en la educación, nunca me cansaré de decirlo. Nuestros  principales agentes socializadores son la familia y la escuela, y por tanto necesitamos mayor implicación de padres, profesores y profesionales de la educación. 

“Necesitamos educar a nuestros/as  niño/as para no tener que re-educar a nuestros jóvenes” 

¿Reduciremos entonces los niveles de violencia social también entre adultos?
 Yo opino que sí.
Si logramos el cambio… los estudios nos lo dirán!



No hay comentarios:

Publicar un comentario