domingo, 2 de diciembre de 2018

Des- Motivación en el aula


¡Es injusto!  Yo no quiero ir al Colegio, para aburrirse! No tiene nada de interesante, Me quiero quedar en casa! No sé por qué tenemos que ir al Colegio.

Estas palabras podrían quedarse en una mera anécdota, contada por un niño/a cualquiera, en un momento cualquiera fruto de la queja y hasta de tener demasiados deberes que no le apetece realizar.

En este caso me lo cuenta Miguel, niño de 9 años que se encuentra cursando 4º de Ed. Primaria, en tono apático y decaído, me lo dice de verdad, es lo que siente, desde que ha empezado el curso.


No es una queja, es ya un sentimiento que le impide estar alegre y contento, disfrutar de sus actividades y pasar un rato divertido con sus amigos en el Colegio.

En estos momentos está dispuesto a renunciar a todo por no asistir a la escuela, ni un día más y apenas lleva tres meses escasos de clases.

Ni qué decir tiene que me preocupa! Y que hay un gran trabajo de motivación por realizar!

Pero me preocupa mucho que no sólo lo he escuchado en la voz de Miguel, también lo he escuchado en la voz de María de 6 años, Elena de 5, Cristian de 13, Roberto de 12, Manuel de 11, Ricardo de 12 e Irene de 7 años. 

Y es que en un período de tiempo muy corto, el curso acaba de empezar, ya he visto incluso a una niña de tan sólo 4 años, bailando y celebrando que es viernes y que el  fin de semana no hay colegio.

Buscando nexos en común podría decir que todos ellos tienen diagnosticado un trastorno pero no, tampoco es el caso, algunos de ellos sí tienen un diagnóstico como puede ser el TDAH, dislexia o dificultades de aprendizaje pero otros muchos no por lo que no es en el diagnóstico dónde encontramos el problema.

Motivación, es un problema de motivación, de aceptación, también de pertenencia al grupo y de frustraciones pero también de aprendizaje y estilo educativo. ¡Me aburro!



¿Y deben aprender a aburrirse?

Pues claro que sí... 

"El alumnado debe aprender a aburrirse pero no poniendo en riesgo su motivación ante el aprendizaje y su tiempo de estancia en las aulas"

¡Algo está fallando! Y no es la población infantil la culpable, aunque se la está tratando como si así fuera... "No presta atención", "no cumple las normas", "su actitud es retadora", "parece que te quiere tomar el pelo", "no realiza las tareas", "no anota los deberes", "tiene que aprender a comportarse" y un largo etc de mensajes que podría continuar exponiendo porque los escucho, me lo cuentan y los leo en las agendas, llegando a encontrarme con 13 notas negativas por mal comportamiento de un menor no disruptivo, en su agenda en un período de dos semanas.

Soy una firme defensora de la escuela y del trabajo que muchos docentes realizan en sus aulas pero también observo la realidad, realidad que no puedo obviar.

No puedo obviar el enorme desinterés que muchos menores escolares, de corta edad, cursando Educación Primaria, sienten hacia la escuela, poca sintonía con el aprendizaje, ningún interés por la materia y escasísima motivación hacia el tiempo de ocio con el grupo de iguales

O nos adaptamos a las necesidades de las sociedades futuras o quizás habremos fracasado en nuestro objetivo de querer mejorar la sociedad en la que nos ha tocado vivir.

Responsabilidad, Sentido Común, Motivación y Esfuerzo son valores que nos hacen falta a los adultos, recursos por supuesto también pero no toda la responsabilidad de los fracasos son del otro, del alumnado en este caso

Tenemos que saber disfrutar de nuestros éxitos  y también aprender de la falta de éxito, que en este caso, redunda y no beneficia a los más pequeños.

Centramos el diálogo en la falta de recursos y en la dificultad de realizar un trabajo de calidad. Son muchas las certezas sobre las carencias y la calidad de la enseñanza en nuestro país pero el buen trato a la infancia y el respeto a la persona no creo se encuentre reñida con la carencia de recursos si promovemos el cambio en nuestro estilo educativo de forma consciente.

Quizás también se trate de gestionar nuestras emociones, las de los adultos y trabajar en el aula por y para el grupo, desde sus características como grupo y nuestro interés como docente. Todo es viable! 

Si el aula se mueve con ritmo acompasado y como un equipo, su ritmo será imparable al sumar el apoyo de los diferentes recursos a nuestro alcance y, docentes y alumnado se sentirán parte activa y responsable del baile.



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