¡Es tiempo de mantener rutinas, evitar discusiones
y practicar la negociación!
El Covid-19 ha invadido nuestra vida pero
no por ello debemos permitir que invada también nuestra mente. Nuestros ritmos
de vida y los de nuestras familias se están viendo alterados casi en su
totalidad y con ello se abre la necesidad de establecer nuevas y diferentes
prioridades.
Una vez decretado el estado de alarma en
nuestro territorio, es muy importante que pensemos en términos de
responsabilidad individual y colectiva y no en términos de obligatoriedad
y confinamiento. Debemos tomar conciencia de esta situación excepcional y transmitir
a nuestro núcleo de convivencia calma y serenidad.
Es momento de estar en casa y compartir
espacio común, 24 horas de convivencia, siete días de la semana
Un nuevo reto
temporal que llama a nuestra puerta, sobre
el que no tenemos fecha de finalización, ya nos empiezan a decir que puede ir
más allá de los 15 días estipulados y mejor pensar día a día y establecer
objetivos pequeños y concretos que contribuyan a mantener nuestro equilibrio
familiar, personal, psicológico y emocional.
¿Y cómo podemos organizar este tiempo en
familia con nuestros/as hijos/as habituados a salir y realizar diferentes
actividades?
Siendo conscientes de que no todos los
sectores de la población nos vamos a adaptar de la misma manera,
ni todas las personas estamos en las mismas circunstancias, es importante
minimizar riesgos y establecer ritmos que nos permitan adquirir una nueva rutina aunque tenga carácter temporal para manejar con mayor facilidad las posibles crisis
conductuales y emocionales que puedan surgir en momentos puntuales o con el
transcurso de los días.
Menores con dolencias físicas,
psicológicas, con necesidades educativas especiales, trastorno por déficit de
atención e hiperactividad, TEA, hipoacusias, etc son personas vulnerables con
necesidades y cuidados específicos, vulnerabilidad que afecta a todas las personas que conforman el núcleo familiar.
Os dejamos 10 recomendaciones pedagógicas a aplicar con nosotros/as y con nuestros/as hijos/as y que nos pueden ayudar a gestionar estos
tiempos y favorecer la convivencia familiar.
Recomendaciones pedagógicas:
1. Establecer rutinas organizadas en tiempo
y espacio.
Es muy importante mantener rutinas
relacionadas con el tiempo, cuándo y cómo vamos a organizarnos y con el espacio,
en qué lugares del domicilio vamos a llevar a cabo cada una de nuestras
responsabilidades. Estar en casa no puede significar que lleguemos a perder la
noción del tiempo ni que los espacios sean compartidos por toda la familia sin rumbo
ni criterio.
Se recomienda establecer un horario para
levantarse y acostarse y dentro de este tiempo mantener unas rutinas y
actividades diferenciando los días de semana, que pueden estar marcados por
actividades similares a nuestras rutinas habituales, del tiempo de fin de semana
en el que poder disfrutar de más actividades de ocio favoreciendo la
participación de las personas que no realizan teletrabajo y deben acudir a sus
puestos de trabajo.
2. Compartir tareas cotidianas
Tareas como hacer la cama, ordenar y
limpiar la habitación, ordenar el material de trabajo, armarios, juegos y
juguetes, poner y recoger la mesa, tender y doblar la ropa son actividades que
además de favorecer la convivencia contribuyen a asumir responsabilidades y
fomentar la coeducación y la corresponsabilidad.
3. Cuidar nuestra higiene personal
Es fundamental mantener nuestras rutinas
de higiene, baños, duchas, ropa y alimentación. Y muy importante que sigamos manteniendo
las recomendaciones médicas: lavado frecuente de manos con agua y jabón, cubrir
la boca y la nariz con el codo, uso de guantes cuándo las condiciones lo demanden y mantener la distancia de
seguridad de un metro cuándo salimos a la calle.
4. Autocuidado emocional
Nuestra estabilidad emocional va a ser
variable y a medida que pasen los días nos podremos sentir más cansados/as,
ansiosos/as, aburridos/as y con ganas de salir a la calle y lo mismo sucederá
con nuestros/as hijos/as. Debemos ir gestionando nuestras emociones día a día y
buscar un tiempo de dedicación personal para realizar tareas que nos agradan y
contribuyen a la desconexión.
5. Organización de las tareas escolares
Es tiempo de continuar con el
aprendizaje, no es tiempo de vacaciones y como padres- madres debemos favorecer
el tiempo de trabajo y fomentar la autonomía de nuestros/as hijos/as en el
desempeño de las tareas escolares encomendadas. Es importante establecer un
tiempo y espacio de trabajo individual tanto para las personas menores de edad como
para las personas que realizan teletrabajo desde su propio domicilio.
Como padres, no debemos intentar
sustituir la función del profesorado ni establecer grandes expectativas de
aprendizaje. Lo verdaderamente importante es que el alumnado continúe
realizando su trabajo y lo entregue en el tiempo que su docente se lo solicita.
Utilizar el refuerzo positivo es un excelente y sencillo
hábito que favorece la motivación y mejora la autoestima.
Estas tareas, al igual que el uso de las
tecnologías, suele generar motivos de discusión que suelen llevar a los adultos
a la imposición y a los menores a mantener actitudes oposicionistas y en
ocasiones desafiantes. Es importante conversar con ellos/as y que comprendan que las tareas son responsabilidad escolar y no una imposición familiar.
Recomendamos la comunicación positiva como herramienta
para llegar a acuerdos sobre la cantidad y el tipo de trabajo, teniendo siempre
en cuenta la edad y las necesidades concretas de cada menor.
6. Tiempo de juego individual
Puzzles, pinturas, juegos de construcción,
manualidades y los propios hobbies de los menores son actividades que se deben
promover como actividad individual, tiempos que además también necesitan para
su propia desconexión, sobre todo si existe convivencia con más personas
menores de edad.
7. Tiempo de ocio en familia
Juegos de mesa, música, baile,
conversaciones, lecturas de libros, cuentos, etc y creatividad mucha
creatividad para compartir tiempo en familia. Todas las estrategias, juegos y
aventuras que se puedan llevar a cabo se pueden acabar convirtiendo en el hilo
conductor del día a día, cada día una estrategia, un reto, un objetivo vencerán
a la inquietud y las ganas de salir a la calle.
8. Uso limitado de las tecnologías
Es necesario organizar y limitar el
tiempo de uso de las tecnologías promoviendo también las actividades de juego
individual y en familia. El uso de las mismas es positivo pero su uso debe ser
racional y con juegos adaptados a las edades de los/as niños/as y especialmente
si observamos mayor inquietud y nerviosismo tras el uso de los mismos.
9. Desconexión informativa relacionada con
el COVID-19
Los medios de comunicación y las redes
sociales se han convertido en nuestra toma de contacto con la realidad y siendo
importante recibir esta información es también importante no exponernos a una
sobre información y racionalizar el tiempo de visionado o escucha de los
mismos.
10. Negociación familiar
Debemos evitar las amistades del estrés y
la ansiedad que además suelen venir acompañadas de alteraciones del sueño, de
las emociones, generan irritabilidad y modificación de la conducta entre otras
sintomatologías que se puedan ir sumando.
Especial atención a nuestros/as hijos/as
adolescentes! Ayúdales a entender que no siendo población de riesgo en
afectación sí que son transmisores fuertes y valientes y que justo por ello, su
responsabilidad social tiene un gran valor. Favorece y fomenta el mantenimiento
de sus relaciones sociales desde casa y desde el respeto a su intimidad.
No es tiempo de discusiones ni imponer la autoridad
es tiempo de llegar a acuerdos y establecer pautas comunes en las que todos los
miembros de la familia se sientan involucrados y partícipes. Antes de discutir,
reñir o castigar, la NEGOCIACIÓN es fundamental!
Tu salud emocional te lo agradecerá
Más que nunca recuerda! y No te olvides!
Necesitamos Colaboración, Cooperación y Coordinación
y nuestra responsabilidad para prevenir y cuidar nuestro sistema sanitario es
el distanciamiento social
#QuédateenCasa #YoMeQuedoenCasa