sábado, 16 de marzo de 2019

Yo sufrí acoso escolar


Álex Gómez, joven vigués que he tenido el placer de conocer  este viernes. Tras  pasar una mañana en la radio y entrevistarlo en mi programa de radio "De Viva Voz" hemos cogido ruta hacia Cambados donde hemos participado en las IV Jornadas "Alza a túa voz" contra el acoso escolar y el bullying organizadas por la Asociación TDAH Salnés en colaboración con el Concello de Cambados y  Positivando Gabinete psicopedagógico

Porque Álex Gómez joven vigués diagnosticado de Asperger, ha sufrido acoso escolar, desde su etapa de Primaria hasta finalizar la secundaria, así lo ha contado en una carta que le ha escrito a sus compañeros/as de Ciclo de Integración Social, una carta escrita hace 2 años, una carta que se ha hecho viral y que hoy recupero en este blog, una carta que me ha entregado Álex y que acompaño de las palabras que hoy me han acompañado a mi a lo largo de esta jornada.



Tuvo que afrontar el fallecimiento de su padre y en relación a su "Síndrome de Asperger" me contaba que...

"la etiqueta es buena para saber cómo eres" pero "es muy mala cuándo la utilizan en tu contra"

Finalizados sus estudios de Secundaria ha cursado un Ciclo de "Auxiliar de Enfermería" y el Ciclo de "Integración Social", estudios, sobre todo este último que ha realizado para encontrar herramientas que eviten que los niños/as se conviertan en personas acosadas y/o personas acosadoras.

Sanar las heridas psicológicas y emocionales es un duro proceso, las secuelas son infinitas y acaban formando parte de la vergüenza interna de uno/a mismo/a. Las heridas físicas desaparecen y no son las que más duelen.

¡Lo más difícil!... aprender a transformar la rabia

No se puede hablar de "son cosas de niños/as" y tampoco  " podemos mirar  hacia otro lado". 

Hoy Álex es la voz de las personas que han sufrido acoso escolar y de las personas que están siendo víctimas y que se sientan solas, pequeñitas, desvalidas y sobre todo con miedo.

Y hoy su voz es desde este blog y desde su carta y su formar de contarnos sus vivencias, miedos, dolores, sensaciones y sentimientos.

"Esta es su carta"

"Ha llegado el día en el que quiero desnudarme, dejar todo aquello que cubre mi cuerpo encima de la verdad y mostrarme tal cómo soy, sin más. 

Las decisiones requieren tiempo, tanto tiempo como despojarse de lo que pesa, de lo que estorba, de lo que molesta... Pudiera parecer que el tiempo es nuestro enemigo, pero no lo es. A veces, se vuelve compañero de viaje, aliado de la razón, socio de un futuro tan incierto cómo prometedor... Y mientras me voy deshaciendo de la ropa vieja, de los trapos rotos, el tiempo se encarga de tapar las cicatrices de unas heridas que ya no duelen, pero que sólo yo he vivido, que sólo yo noto. 

Y mi cuerpo esconde los golpes recibidos, las burlas sin sentido, las palabras necias que he oído y las lágrimas provocadas por quienes yo llamaba amigos… 

Era demasiado pequeño para comprender la crueldad, donde cada juego tenía un perdedor y ese, siempre era yo. No acertaba a entender que ocurría, por qué era igual cada día... No quería ser el verdugo, pero tampoco la víctima. 

Recuerdo que a los seis años y sin poder entenderlo, se mofaban hasta de que mi padre hubiera muerto.. Decían que se había ido porque no me soportaba, porque se avergonzaba de mí y cada noche salía a la ventana y esperaba que él me dijera que no era así. Y no encontraba consuelo, parecía tener en mi contra también al cielo.. Llegué a maldecir al destino con el corazón hecho añicos, sólo quería jugar, reír, vivir tranquilo… 

-Mierda!- pensaba...Sólo soy un niño!!! 

La entrada al colegio era un sufrimiento, una agonía, una pesadilla, morir en cada intento.. Sonaba el timbre y no caminaba, volaba...y corría bajando de tres en tres las escaleras, sabiendo que no era buena idea... Terminaba en el suelo, pisoteado, atemorizado, muerto de miedo. Aquellos segundos se hacían eternos, me ponía en pie como podía y volvía a correr y entre zancadillas, volvía a caer... Sólo buscaba estar a salvo, fuera de peligro y entre insultos corría a casa, buscando cobijo. Los que me querían de verdad, no querían que volviera y yo solo quería que alguien me entendiera. No quería que me pegaran, solo quería ir al colegio, soñaba con que todo acabara y que sería uno entre ellos. No quería que fueran mis enemigos y no quería darme por vencido, solo pretendía que fueran mis amigos. Pero no, no lo di conseguido, me hicieron perdedor sin haberme conocido. 

Una de las palizas me llevó al hospital. Golpes, ataque de pánico y crisis grave de ansiedad. Perdí el habla, la noción del tiempo y también el miedo a los médicos. Tuve que dar detalles sobre aquellos niños, con nombres y apellidos. Todo acababa con un principio. Eran demasiado pequeños para imputarles un delito... Y yo? Yo sólo era también un niño!!!!!! 

El acoso escolar no es precisamente un juego de niños, de niños es una infancia donde te aceptan, donde eres querido... 

Bullying lo llaman los mayores, los que no lo han vivido. Las víctimas, queridos amigos, no sufren solo los golpes, sufrimos y respiramos el peligro.

 -Hay acaso una excusa que convenza, que justifique el maltrato? Al agresor? Al que lo consiente? Al que hace que no ve, que no escucha, que no siente? Al valiente? Sí, la falta de empatía, la omisión del deber, la pobreza en la educación, el no ponerse en el caso de que un día otro puede ser yo. No hay excusa, no hay motivo, no hay razón! Puede ser porque alguien sea gordito, porque lleve gafas, porque es feo, porque es diferente o porque les da la gana. Por qué fui yo? Que motivo hizo que mis amigos se rieran de mí, me acosaran, se burlaran, se convirtieran en mis verdugos, en mis enemigos? 

En mi caso lo tenían fácil.. Yo era diferente. Yo era Asperger. Más que suficiente. Demasiado débil. El Síndrome de Asperger no es una enfermedad, es una manera de ser, simplemente. Es cierto que me costaba más que a los demás cosas tan simples como correr, escribir, entenderlo todo a la primera vez... Pero no busqué nacer con estas características, estoy orgulloso de ser quién y cómo soy. De no haberme rendido nunca, de creer en mí, de haber llegado hasta aquí. Y de haber cerrado las heridas, de no vivir de cicatrices, de ser el dueño de mi vida, de haberle echado tres pares de narices. Soy diferente, sí. Y qué? Pero soy igual a ti, a ti, a ese y aquél. 

No soy especial por lo que la vida me ha quitado, soy especial porque soy yo y por lo mucho que valgo. Nadie conseguirá detenerme, ni robarme los sueños, ya me robaron sin poder defenderme, la felicidad de ser pequeño. 

No lo olvidéis nunca, nadie sabe lo que siente el que siempre pierde. No consintáis que alguien crea que ésa, fue su suerte. La mía fue haber sembrado alegría por el camino y repito, nunca darme por vencido…y hoy, tener el doble, el triple de grandes amigos. Nunca defendáis el acoso escolar, no giréis la cabeza, que hay quien muere de pena y quien se mata por tristeza". 

Yo, no.

Porque soy especial. Y porque tuve lo que otros no nunca tendrán... Mucho amor!!!! 

Gracias, muchas gracias!

IV Jornadas Alza a túa voz contra el acoso escolar

domingo, 10 de marzo de 2019

No, no me cures la dislexia


"No, no me cures la dislexia"

Recuerdo que cuando cursaba EGB en un colegio de “élite” de mi ciudad, acudir a clase a diario para mí era una auténtica tortura, sobre todo durante los cursos de cuarto y quinto.  

Por aquel entonces debía “enfrentarme” a mi profesor, (del que por respeto voy a obviar su nombre), una persona que minusvaloraba sin rubor tu esfuerzo al no ser capaz de alcanzar los objetivos educativos al tiempo que tus compañeros. Presentar mal una operación porque habías hecho “bailar” una cifra, o cambiar una palabra al leer en alto en el aula, eran motivos suficientes para dedicarte un adjetivo hiriente delante de la clase.

Hoy con 44 años a mis espaldas me doy cuenta que el malestar que generaba en mí, se debía a su falta de empatía hacia los que nos costaba más sacar adelante los estudios, pero sobre todo, a su falta de preparación. 

Durante todos estos años he pensado mucho en ello, en ocasiones llegando a justificar su actidud esgrimiendo, “es lógico, antiguamente apenas se conocía la dislexia, no se le daba la importancia necesaria”,  pero si lo analizo con sensatez, ¿por qué entonces la Sra. Portela, una maestra del colegio público donde cursé octavo de EGB, por cierto a punto de jubilarse por aquel entonces, se dio cuenta de mi dislexia a los quince días de llegar a mi nuevo centro escolar?, a ella, y al esfuerzo infame de mis padres por sacarme adelante en aquella época, nunca podré estarles lo suficientemente agradecido, me hicieron entender cuales eran los motivos de mis dificultades en los estudios, lo que me ayudó mucho de cara al futuro.

Fotografía realizada por Pablo M. Campos

Hace unas semanas Paula Suárez, para mí, una de las referentes más importantes en el ámbito de la pedagogía, me comentaba como en Positivando, su gabinete, trabajan en la aplicación de nuevas tecnologías en su entorno profesional, y me explicaba con detenimiento la manera en que utilizan algunas de ellas para detectar la dislexia, y trabajar en la mejora de las debilidades de los que la padecemos. En tono irónico le dije enseguida a mí no:

“No, no me cures la dislexia”, no quiero tratarla a cambio de devolver ese porcentaje añadido de creatividad del que disfrutamos los disléxicos, lo utilizo a diario para la creación de las campañas de las marketing de mi empresa.

“No, no me cures la dislexia”, porque ahora entiendo porque soy emprendedor y he fundado cuatro empresas con más o menos éxito, según algunos estudios en Estados Unidos aproximadamente el 35% de los emprendedores tienen dislexia, cuando solo está presente en el 15% de la población, algo cuanto menos curioso.

La afamada revista Forbes nombra a Richard Branson fundador de Virgin, Walt Disney, Henry Ford, Steve Jobs, Ingvar Kamprad fundador de Ikea o Steven Spielberg  (la lista es inmensa), como disléxicos, y creo que son un ejemplo a seguir tanto para los que lo somos como para los que no.

“No, no me cures la dislexia”, gracias a ella los disléxicos tenemos el pensamiento holístico más desarrollado, siendo capaces de realizar análisis más completos de posibles escenarios en determinadas situaciones que el resto de las personas. Esto nos ayuda enormemente tanto en el ámbito personal como el profesional, gracias a ello somos capaces de anticiparnos a situaciones incluso antes de que sucedan, ¿increíble verdad?.

Lo positivo de mi dislexia, hace que bien valga la pena aquello que tan nervioso ponía a mi profesor de EGB,  tener que repasar un par de veces un número cuando lo escribo o poner más atención en la lectura no sale tan caro. Así que definitivamente:

“No, no me cures la dislexia”

Si tienes un hijo con dislexia no te asustes, llevo 44 años viviendo con ella, todos los amigos tienen cosas buenas y algunas malas, yo acostumbro a valorar positivamente las buenas y disfrutar de ellas, la dislexia no iba a ser una amiga distinta a las demás, está compañera de viaje, bien entendida, me ha permitido pensar y hacer cosas que de otra manera me hubieran resultado mucho más complicadas o casi imposibles.

Pablo M. Campos Beneite

Fotografía realizada por Pablo M. Campos




  • Emprendimiento
  • Habilidades visoespaciales
  • Aprendizaje visual
  • Artes visuales
  • Pensamiento holístico
  • Pensamiento novedoso
  • Creatividad
  • Memoria declarativa
  • Fortalezas MIND (razonamiento material, interconectado, narrativo y dinámico)

¿Qué es la DISLEXIA? 


"La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje que tiene un origen neurobiológico, que se manifiesta por dificultades en la precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras escritas y por un déficit en las habilidades de decodificación y escritura de palabras. Estas dificultades son normalmente consecuencia de un déficit en el componente fonológico del lenguaje; se presentan de manera inesperada ya que otras habilidades cognitivas se desarrollan con normalidad y la instrucción lectora es adecuada. Como consecuencia las personas con dislexia pueden presentar dificultades en la comprensión lectora y reducirse la experiencia lectora, lo que puede obstaculizar el incremento del vocabulario y del conocimiento general" (IDA, 2002; Lyon, Shaywitz y Shaywitz, 2003).


Es importante reseñar que la dislexia no está relacionada con la inteligencia por lo que un diagnóstico temprano va a favorecer el aprendizaje de las personas en el medio- largo plazo.


Os dejo con las palabras que nos deja Pablo Campos desde su experiencia.

"Si tienes un hijo con dislexia no te asustes, llevo 44 años viviendo con ella, todos los amigos tienen cosas buenas y algunas malas, yo acostumbro a valorar positivamente las buenas y disfrutar de ellas, la dislexia no iba a ser una amiga distinta a las demás, está compañera de viaje, bien entendida, me ha permitido pensar y hacer cosas que de otra manera me hubieran resultado mucho más complicadas o casi imposibles".