domingo, 28 de febrero de 2021

La importancia de la palabra: duales aparentes- vocablos ocupados

La importancia de la palabra hablada
La importancia de la palabra escrita

El proceso de comunicación es fundamental en nuestra vida cotidiana y con ella el uso que hacemos de las palabras, no sólo desde su esencia, qué decimos, sino también desde su forma, cómo lo decimos y, dónde las decimos (espacio público/privado).

En este caso que hoy nos ocupa hablamos de Mary Beard, quizás no la conozcas. 

Mary Beard es una mujer dedicada a la investigación del mundo clásico y profesora en Cambridge. En el año 2015 impartió una conferencia  titulada "Venga, cállate, querida" en la que hizo un recorrido a través de la historia y de cómo los hombres han tratado de callar a las mujeres, su exposición recorría desde la Odisea hasta el siglo XXI. 

Su exposición causó un gran revuelo y provocó que desde las redes sociales se profirieran contra ella todo tipo de insultos, palabras dañinas, hirientes y que la atacaban a ella directamente, a una mujer, profesional de gran recorrido y quizás también sea de interés reseñar su edad, Mary Beard en ese momento tenía 60 años.

De esos insultos, uno de los que más llamaron su atención fue un comentario en twitter que decía "Puta asquerosa. Seguro que tu vagina da asco". Lo escribía un chico de 20 años, que posteriomente Mary Beard conoció y con quién mantuvo una conversación junto con su madre en relación a este tema.

Esta forma de actuar ya nos aporta muchas pistas sobre la forma de ser, de utilizar el lenguaje y entender la defensa de las mujeres de nuestra protagonista convertida en referente, Mary Beard. Utilizó una acción positiva y diferente para solucionar un problema que desde la sociedad debiéramos de considerar como muy grave, el uso de la violencia como forma de comunicar, una forma irrespetuosa y además realizada de forma pública.


  • ¿Qué generó que se produjera este revuelo e insultos en las redes sociales?

Pues sencillamente su aspecto físico. Su forma de vestir, su forma de moverse, su comunicación gestual y sus expresiones. Una apariencia de mujer con un estilo bohemio y fuera de los cánones de belleza preestablecidos.

No manteniendo el estereotipo marcado en una mujer de 60 años, desde las redes sociales y en muchas ocasiones desde la privacidad o sensación de privacidad que muchas personas sienten, entendieron que por su aspecto se la debía recriminar, menospreciar e agredir públicamente, su valía profesional seguramente quedaba denostada por su aspecto físico. 

Duales aparentes- Vocablos ocupados



Simplemente juzgada por ser..



  • ¿Cómo se insulta a aquel niño a quién se considera diferente, sencillamente porque no actúa, no viste, no juega cómo la mayoría? ¿Y a una niña?

Aquello que se muestra diferente y se sale de la norma establecida y marcada por el rol de género y los estereotipos suelen generar en el grupo desconfianza y malestar que a su vez producen distanciamiento emocional, falta de empatía y distanciamiento del grupo social.

Las niñas y niños por su físico, gordo-gorda, gafudo-gafuda, por vestir diferente, por ser más alto/a o más baja/o. 

A las niñas por ejemplo porque les gusta el fútbol y a los niños porque les gusta pintarse las uñas de colores, ponerse una falda, practicar un deporte considerado de niñas o porque no les gusta el fútbol.

La sociedad todavía no es inclusiva, la escuela no ha logrado todavía ser un espacio inclusivo y cada diferencia marcada por un niño o una niña tiende a marcar una exclusión en cualquiera de estos contextos, escolar y/o social.

Sin embargo también podemos apreciar cómo cambia el lenguaje según hablemos en masculino o en femenino, el cómo hay palabras que según su género cambian su significado. Son las palabras llamadas "duales aparentes" como por ejemplo zorro-zorra, gallo- gallina, perro-perra, viejo-vieja, et, Están también los "vocablos ocupados", términos cuyo género complementario posee otro significado (hombre público- mujer pública).

Esta situación nos revela cómo a través del lenguaje, el uso del masculino es ya no sólo predominante, que es como así desea la RAE y el sistema patriarcal que nos cuenta que el lenguaje es neutro y su genérico el masculino, sino que además fortalece las cualidades y características masculinas dejando en un segundo plano al género femenino. Nos cuentan que el masculino existe y el femenino se forma desde el masculino. ¿Qué decir?

"Aquello que no se nombra no existe" y ante ello el uso del lenguaje por una lado insulta y por otra parte invisibiliza la mirada y el quehacer femenino.

  • ¿Cómo crees que afecta a uno u otra el contenido de esos insultos?
Las palabras hieren, el contenido de las palabras duele, la exclusión marca y la ausencia invisibiliza.







domingo, 21 de febrero de 2021

Reflexionando sobre los estereotipos

Reflexionando sobre los estereotipos. 

Los estereotipos nos invaden, se pasean por nuestros espacios, nos encontramos con ellos en el trabajo, en la escuela, paseando por la calle, practicando deporte, leyendo la prensa, en el cine y la televisión, en el patio del colegio y en cualquier espacio en el que se manifiestan las distintas formas de ser y estar de las personas. 

Los estereotipos nos marcan la deriva por la que tenemos que caminar según seamos hombres o mujeres, yo le llamo deriva, ellos quisieran marcar nuestro rumbo y sobre todo establecer los límites de la educación, si bien se están dando cuenta que no todas las personas admiten que nada las construya de acuerdo a unas formas de ser, estar, pensar, comportarse, vestirse y hablar.

Los estereotipos son construcciones sociales, costumbres creadas, costumbres limitantes que nos encuadran a unas y otros en un espacio sobre el que conformarse.


  • ¿Crees que estos estereotipos afectan de la misma manera a unas y a otras?

Nos afectan a todas las personas, desde bien pequeñas, azul para el niño y rosa para la niña. La crianza, incluso de manera inconsciente, se convierte en diferente si educo a un niño o educo a una niña. Ellos inquietos, valerosos, fuertes, curiosos y ellas tranquilas, dulces, amables, serenas y alegres y así desde el juego y sus tipos diferenciados de juguetes, la forma de estar en la escuela y hasta la forma de aprender. Y desde esta construcción de la identidad de género camina el desarrollo personal, familiar, social y emocional de una persona, desde chico/a hasta la madurez y la tercera edad.

Nos afectan a todas las personas negativamente pero su afectación no es igual para todas, ni en cantidad ni en calidad. La construcción de la identidad de género femenino está basada en el cuidado y la atención a las personas por lo que si tal y cómo comentábamos anteriormente los estereotipos son limitantes, para las niñas y mujeres son todavía más limitantes.



Entiendo la educación como la base de todo progreso social y un aspecto principal en el cambio es la ruptura de los estereotipos y del pensamiento limitante sobre el que se construyen.

La coeducación es las escuelas y la formación al personal docente es fundamental como prioritario es formar a las familias.

Como pedagoga me siento agente fundamental del cambio e imprimo a todas mis intervenciones los principios de la coeducación y el empoderamiento de las niñas desde pequeñas, animándolas a conocerse, a equivocarse, a disfrutar, a hacer lo que les gusta y a evitar se sientan molestas por romper la norma. Al igual con los niños, el derecho a ser diferentes, a llorar, a estar con niñas, a sentir dolor, a jugar con elementos que les gusta, a vestirse cómo les apetece y a mostrar sus aficiones cuándo van más allá de las socialmente aceptadas, fútbol y otros deportes relacionados con la fuerza, por poner un ejemplo. 

El respeto y la diversidad forman parte de nuestra sociedad y las personas somos mejores y más felices con nosotras mismas cuánto más diferentes y respetuosas nos mostramos.

El uso del lenguaje inclusivo es otra de las formas de romper con los estereotipos, tema sobre el también he hablado en el post ¿Cómo llevarías la coeducación a tu práctica profesional y personal?


  • ¿Podrías señalar algún otro estereotipo sexista que pueda afectar a un niño o a una niña? ¿A un hombre o a una mujer? ¿Cómo lo abordarías desde tu ámbito personal, familiar o laboral?

Las personas en edad adolescente, en muchas ocasiones, se sienten también agentes del cambio y desde el grupo se apoyan y surgen iniciativas que tienen una gran importancia cuándo son apoyadas por sus personas de referencia en el ámbito familiar o académico.

Un ejemplo de estereotipo sexista es el uso de la falda en personas jóvenes, muchos chicos se sienten cómodos, a gusto y disfrutan de poder elegir en un fondo de armario más amplio del que se considera legítimo en nuestra sociedad.

Ellas también lo sienten porque la falda no es un elemento disruptivo en un armario y forman parte de movimientos activos que abren las puertas al cambio. La moda como un elemento para romper estereotipos son iniciativas que se están llevando a cabo en diferentes centros escolares y que desde mi profesión acompaño, comparto, aplaudo e intento trasladar a los sectores poblacionales más ajenos a estas situaciones.

Comparto el enlace de una iniciativa que realizan todos los días 04 de cada mes en el Instituto Johan Carballeira en la localidad de Bueu (Pontevedra- Galicia) relacionada con la ruptura de estereotipos, que más allá de una acción aislada promueve nuevas miradas de forma activa.

Estas acciones son integradoras, positivas e igualitarias además de compartidas por alumnado y personal docente, llevar material coeducativo a los espacios educativos, ejemplificar acciones con referentes femeninos, generar espacios de comunicación donde el alumnado pueda expresarse sin sentirse juzgados, son elementos imprescindibles en mi vida profesional porque yo me siento parte importante del cambio.


sábado, 20 de febrero de 2021

¿Cómo llevarías la coeducación a tu propia práctica personal y profesional?

El quehacer educativo es para mí un bien diario que contribuye a mejorar las oportunidades de las personas con las que tengo el placer de compartir mis prácticas pedagógicas.

La principal premisa para llevarlas a cabo de forma coeducadora es,  por una parte el acceso a la formación como fuente generadora de conocimientos, por otra la capacidad de dotar a la misma de perspectiva de género y por otra, la constante observación de la evolución del posicionamiento de la mujer en el espacio familiar y social.

Para educar en igualdad hay que entender la educación desde la realidad coeducadora, desde la integración y visibilización de las niñas y mujeres en el proceso social, en la vida e integrándolas más allá del principio de igualdad en el que, de manera indirecta, las mujeres quedan relegadas a un segundo plano al no ser nombradas, no incluidas en el lenguaje, en los libros de texto, en las formaciones, en la organización de los espacios, etc.

La igualdad nos refiere a hombres y mujeres como "iguales" y dentro de esa igualdad nuestra sociedad y el patriarcado hegemónico que no quiere desprenderse de sus privilegios, continúa sometiendo a las niñas y mujeres al anonimato y a la invisibilidad. No es necesario nombrar en femenino, el masculino es un lenguaje neutro que todo lo abarca, se mantienen los estereotipos y los roles de género continúan sus mandatos.

La coeducación va más allá de un sistema mixto de relación, hombre- mujer basado en el pensamiento patriarcal para dar paso a un espacio educativo libre de sexismo que tiene tanto en cuenta a las niñas como a los niños.

"Aquello que no se nombra no existe"... Y como para existir debe ser nombrado, siempre es un buen comienzo recomendar e implementar en nuestro trabajo y actitudes estas buenas prácticas, tanto en el ámbito personal como profesional.

¿Cómo nombramos a las niñas y mujeres? ¿Y cómo dotamos los espacios de referentes femeninas?

"Aquello que no se nombra no existe"
"Y para existir debe ser nombrado"



 


  • USO DEL LENGUAJE INCLUSIVO.
En una sociedad conformada por mujeres (51%) y por hombres (49%) el lenguaje en masculino se ha erigido como un lenguaje neutro que paradójicamente neutraliza al género femenino obviando sus formas de expresión y como tal y de manera indirecta, sus logros.

El sistema patriarcal, bien asentado en un cómodo sillón y desde el estado inmóvil en el que quiere seguir instaurado nos quiere mostrar a las mujeres que no es importante poner en femenino vocablos que ya existen en femenino. El sistema se defiende callando, nosotras nos tenemos que manifestar hablando y nombrando.

Para la reflexión...

Es curioso como el lenguaje defiende que, por ejemplo, la palabra "juez" no es necesario convertirla en "jueza" y nos indica que es indiferente decir Juez "Pablo" que Juez "Manuela" pero no manifiesta ninguna oposición a hablar de "camareras", "azafatas", "amas de casa", "cuidadora", etc.

A mi personal y profesionalmente me gusta nombrar para visibilizar y me gusta y reivindico también que me nombren. Me llamo Paula y soy PedagogA.

  • VISIBILIZACIÓN DE REFERENTES FEMENINAS en todas las áreas y contextos.

¿Dónde estamos las mujeres en la historia? Siempre hemos estado invisibles y todavía lo seguimos estando. Los niños viven rodeados de personas conocidas y reconocidas por sus logros, ellos pueden ser aquello que deseen, la historia está escrita para ellos.

¿Y qué espacio tienen las niñas en la escuela coeducadora? ¿Y en la sociedad que también debiera ser coeducadora? El espacio se acota, nuestros logros no se visibilizan en muchas ocasiones y en otras muchas, más de las que quisiéramos, se mal otorgan a personajes masculinos.

La historia, los libros de texto, los cuentos, las exposiciones, formaciones, congresos, empresas, es fundamental hablar de los logros profesionales y académicos de las mujeres.

Nombrar y visibilizar... una buena práctica personal y profesional para trabajar la coeducación.

Sumemos sinergias y continuemos entre todos y todas formando parte de este camino coeducador porque aunque todavía no lo he nombrado es fundamental la inclusión de la figura de los niños y hombres en los espacios coeducadores, deben sentirse integrados porque este espacio que les dota de tanto protagonismo tiene una consecuencia negativa para ellos y es que si se abren nuevas formas feministas de vivir, muchos sienten la pérdida de su espacio y no la oportunidad de mejora del espacio común.



Mujer del siglo XXI: ¿vivimos en la corresponsabilidad?

Me invitan y os invito a todas las personas que os acercáis a mi blog y os sentís cercanas a mi ámbito laboral a reflexionar sobre la igualdad y las experiencias que os encontráis en vuestros entornos cercanos.

Reflexionamos...

Las mujeres de tu entorno ¿disfrutan del reparto de tareas o de la práctica de la corresponsabilidad en sus entornos?

Este es un tema que me suscita mucho interés y sobre el que siempre trato de activar el pensamiento crítico en las personas de mi entorno y de mi área profesional, especialmente en las mujeres para que juntas seamos capaces de identificar y detectar aquellas situaciones que lejos de promover actitudes corresponsables se convierten en rutinas que contribuyen a enraizar los estereotipos y roles de género:

  • Mi pareja sí que me ayuda. La verdad que no me puedo quejar.
  • En casa hago yo siempre la compra porque cuándo yo no voy no traen la mitad de las cosas.
  • Me organizo bien, por la noche ya le dejo la comida preparada para el día siguiente y así no tiene que esperar por mí que llego tarde.
  • El padre se levanta con los/as niños/as para ir al colegio, yo les preparo el desayuno sino se toman una leche bebida o mismo se van sin desayunar.

Y así un largo etcétera de actividades y tareas del hogar que son realizadas por las mujeres, que se hacen invisibles y que las mujeres asumen como beneficio para la familia. Y aquí entra esa famosa palabra sobre la que tanto se ha trabajado el rol femenino, hablo de la "culpa", la culpa porque me siento mal si no lo hago, la culpa porque mi responsabilidad es cuidar de las personas y la culpa otorgada por las otras personas, la culpa es de ella que siempre quiere hacerlo, la culpa de tiene que ser como ella quiere...

La corresponsabilidad es un bien escaso en las familias españolas, incluso en las familias más igualitarias las estadísticas no mejoran y los datos nos sitúan en unas tasas muy inferiores a Europa. Según el Boletín Estadístico del Instituto de la Mujer un 91,9% de las mujeres emplea una media de 4, 29 horas al cuidado del hogar y la familia. Si hablamos del hombre, los datos nos dicen que un 74,7% de hombres dedica tiempo al cuidado con una media de 2, 32 horas.

La conciliación y la corresponsabilidad son una asignatura pendiente de nuestra sociedad sobre la que se debe contribuir a la modificación en la construcción de la identidad de género femenino como muy bien expresa la gran Marcela Lagarde.