sábado, 20 de febrero de 2021

¿Cómo llevarías la coeducación a tu propia práctica personal y profesional?

El quehacer educativo es para mí un bien diario que contribuye a mejorar las oportunidades de las personas con las que tengo el placer de compartir mis prácticas pedagógicas.

La principal premisa para llevarlas a cabo de forma coeducadora es,  por una parte el acceso a la formación como fuente generadora de conocimientos, por otra la capacidad de dotar a la misma de perspectiva de género y por otra, la constante observación de la evolución del posicionamiento de la mujer en el espacio familiar y social.

Para educar en igualdad hay que entender la educación desde la realidad coeducadora, desde la integración y visibilización de las niñas y mujeres en el proceso social, en la vida e integrándolas más allá del principio de igualdad en el que, de manera indirecta, las mujeres quedan relegadas a un segundo plano al no ser nombradas, no incluidas en el lenguaje, en los libros de texto, en las formaciones, en la organización de los espacios, etc.

La igualdad nos refiere a hombres y mujeres como "iguales" y dentro de esa igualdad nuestra sociedad y el patriarcado hegemónico que no quiere desprenderse de sus privilegios, continúa sometiendo a las niñas y mujeres al anonimato y a la invisibilidad. No es necesario nombrar en femenino, el masculino es un lenguaje neutro que todo lo abarca, se mantienen los estereotipos y los roles de género continúan sus mandatos.

La coeducación va más allá de un sistema mixto de relación, hombre- mujer basado en el pensamiento patriarcal para dar paso a un espacio educativo libre de sexismo que tiene tanto en cuenta a las niñas como a los niños.

"Aquello que no se nombra no existe"... Y como para existir debe ser nombrado, siempre es un buen comienzo recomendar e implementar en nuestro trabajo y actitudes estas buenas prácticas, tanto en el ámbito personal como profesional.

¿Cómo nombramos a las niñas y mujeres? ¿Y cómo dotamos los espacios de referentes femeninas?

"Aquello que no se nombra no existe"
"Y para existir debe ser nombrado"



 


  • USO DEL LENGUAJE INCLUSIVO.
En una sociedad conformada por mujeres (51%) y por hombres (49%) el lenguaje en masculino se ha erigido como un lenguaje neutro que paradójicamente neutraliza al género femenino obviando sus formas de expresión y como tal y de manera indirecta, sus logros.

El sistema patriarcal, bien asentado en un cómodo sillón y desde el estado inmóvil en el que quiere seguir instaurado nos quiere mostrar a las mujeres que no es importante poner en femenino vocablos que ya existen en femenino. El sistema se defiende callando, nosotras nos tenemos que manifestar hablando y nombrando.

Para la reflexión...

Es curioso como el lenguaje defiende que, por ejemplo, la palabra "juez" no es necesario convertirla en "jueza" y nos indica que es indiferente decir Juez "Pablo" que Juez "Manuela" pero no manifiesta ninguna oposición a hablar de "camareras", "azafatas", "amas de casa", "cuidadora", etc.

A mi personal y profesionalmente me gusta nombrar para visibilizar y me gusta y reivindico también que me nombren. Me llamo Paula y soy PedagogA.

  • VISIBILIZACIÓN DE REFERENTES FEMENINAS en todas las áreas y contextos.

¿Dónde estamos las mujeres en la historia? Siempre hemos estado invisibles y todavía lo seguimos estando. Los niños viven rodeados de personas conocidas y reconocidas por sus logros, ellos pueden ser aquello que deseen, la historia está escrita para ellos.

¿Y qué espacio tienen las niñas en la escuela coeducadora? ¿Y en la sociedad que también debiera ser coeducadora? El espacio se acota, nuestros logros no se visibilizan en muchas ocasiones y en otras muchas, más de las que quisiéramos, se mal otorgan a personajes masculinos.

La historia, los libros de texto, los cuentos, las exposiciones, formaciones, congresos, empresas, es fundamental hablar de los logros profesionales y académicos de las mujeres.

Nombrar y visibilizar... una buena práctica personal y profesional para trabajar la coeducación.

Sumemos sinergias y continuemos entre todos y todas formando parte de este camino coeducador porque aunque todavía no lo he nombrado es fundamental la inclusión de la figura de los niños y hombres en los espacios coeducadores, deben sentirse integrados porque este espacio que les dota de tanto protagonismo tiene una consecuencia negativa para ellos y es que si se abren nuevas formas feministas de vivir, muchos sienten la pérdida de su espacio y no la oportunidad de mejora del espacio común.



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