El término “trabajo
infantil” se define cómo todo trabajo que priva a los niños de su
niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo
físico y psicológico. En definitiva, se alude al trabajo que:
- Es peligroso y
prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño.
- Interfiere con su
escolarización.
- Priva de la
posibilidad de asistir a clases;
- Obliga a abandonar la
escuela de forma prematura, o
- exige combinar el
estudio con un trabajo pesado y que ocupa mucho tiempo.
En las formas más
extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de
esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades
y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades (con frecuencia a
una edad muy temprana). Cuándo calificar o no de “trabajo infantil” a una
actividad específica dependerá de la edad del niño o la niña, el tipo de
trabajo en cuestión y la cantidad de horas que le dedica, las condiciones en
que lo realiza, y los objetivos que persigue cada país. La respuesta varía de
un país a otro y entre uno y otro sector.
Un día como hoy, 12 de Junio, y tan
solo desde el 2002, es el día para hablar de ello, para promover acciones y
para unir nuestra voz al grito de #NoalMaltratoInfantil #NoalTrabajoInfantil.
Hoy es el “Día Mundial contra el Trabajo Infantil”, porque es una triste
realidad que se produce en todos los países del mundo, tanto si los queremos
llamar países ricos, países pobres, desarrollados, en desarrollo, al norte, al
sur, al este o al oeste. Es una cruel realidad social sobre la que yo
personalmente desconozco gran parte de las medidas que desde los estamentos
políticos y económicos se proponen, se activan o no se tienen en cuenta.
Las ONG´s (organizaciones sin ánimo de
lucro) están en ello, sus medios posiblemente no siempre son los adecuados y
las propias barreras del poder político y económico impedirán la correcta
realización de su labor de campo convirtiéndose posiblemente en niveles de
asistencialismo directo a la población más visible porque “aquello que no se ve
parece no importa”.
Organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una
Organización de carácter Internacional conocida por su nombre y quizás menos
conocida por la optimización de sus acciones nos plantea entre sus objetivos,
la protección de los derechos humanos. Entre sus acciones a favor de la
infancia destacan la prevención y actuación especialmente en conflictos armados,
asesinatos y mutilaciones, violencia sexual, ataques a las escuelas, denegación
de asistencia en la ayuda humanitaria y los secuestros.
Según el último informe elaborado por
la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) se estima que 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo y
que, además, hay 75 millones de jóvenes de 15 a 24 años de edad que están
desempleados, las estadísticas nos las muestran los informes y yo por ello
prefiero centrarme en hablar de la definición y concepto del trabajo infantil.
El lema, bajo el que se celebra en este año 2016, es:
Eliminar el trabajo infantil en las cadenas de producción ¡Es cosa de todos!
Desde la OIT, nos informan que "Un gran número de niños hacen trabajos
domésticos, remunerados o no, en los hogares de terceras personas. Sus vidas
transcurren ocultas a la mirada de la sociedad y lo habitual es que se
encuentren aislados y alejados de sus familias. Por ello, estos menores son
particularmente vulnerables a la explotación y las historias de abuso son muy
frecuentes".
¿Qué añadimos desde la Pedagogía
Positiva?
Que defendemos la educación como la herramienta
más útil de crecimiento y desarrollo de las sociedades y que ésta debe ser no
sólo promovida sino que debe ser accesible y cercana a todas las personas
porque todos tenemos derecho a la vida.
Alzamos la voz por todas las
situaciones de indefensión de la infancia y denunciamos, desde nuestro pequeño
rincón, la inaccesibilidad a la información en torno a este tema, las
estadísticas nos hablan de números pero no hablan de acciones ni concreción de
objetivos. Solicitamos a todos los poderes políticos y económicos que no
desvíen su mirada y no sólo se centren en los intereses de despacho porque la
vida real se encuentra en las calles, en los pueblos y en las ciudades. La
política es desarrollar acciones igualitarias en beneficio de todas las personas
independientemente de su edad, nacionalidad, raza, sexo, género, etc. Y la
economía exactamente igual.