Hoy comparto en Faro de Vigo mis
pequeñas reflexiones sobre un tema tan mediático como desconocido, los Centros
de Protección de Menores, entornos que conozco muy de cerca y en los que he
desarrollado mi labor profesional como Pedagoga y Directora durante más de 15
años y que han sido noticia esta semana en Vigo "Tres menores asaltan a
punta de navaja a cuatro niños de 8 y 11
años para robarles 4€ y "chuches".
"Por su parte, pedagogos
consultados por Faro explican que a
diferencia de este episodio, estos incidentes no son protagonizados por jóvenes de centros
tutelados. La mayoría de fechorías que cometen los niños
que residen en ellos se limitan al incumplimiento de horarios o a pequeños
hurtos en tiendas y grandes superficies. "Algo se ha roto en la cadena protocolaria para que tres menores dispusiesen de una navaja". Asaltos
como este se cuentan con los dedos de una mano por el gran trabajo que realizan
los psicólogos con los menores" apunta Paula Suárez, pedagoga y directora
del Gabinete Positivando.
Ampliando mis reflexiones aportar
que un Centro de Protección de Menores es un recurso de atención a la infancia
y adolescencia que como su nombre indica está encuadrado dentro del sistema de
protección de menores, no dentro del sistema de reforma como en muchas
ocasiones se piensa. Estos centros se encuentran regulados por una normativa específica y pueden ser de titularidad pública como privada, en Galicia, por ejemplo, existen ambas modalidades.
Son centros educativos en los que
convive un grupo de menores, estos grupos se encuentran las 24 horas del día bajo la
supervisión de un equipo de profesionales que trabajan con cada menor desde proyectos educativos individualizados desde los que se abordan todos los ámbitos de la persona, ámbito familiar, escolar, laboral, emocional, psicológico y
social.
Son centros abiertos cuyo objetivo
es normalizar la vida del menor, estos acuden a escuelas de la zona, a actividades
extraescolares, tienen su tiempo de estudio, sus hábitos y rutinas y también
sus límites.
Las causas que provocan este ingreso
son muy variadas, normalmente están asociadas a problemáticas graves de índole
familiar que provocan que estos niños/as se encuentren en situación de desamparo
tal y como se regula en la Lei 3/2011, do 30 de xuño, de apoio á familia e á
convivencia de Galicia. (Diario Oficial de Galicia).
- Abandono de la persona menor de
edad.
- Existencia de malos tratos físicos,
psíquicos o abusos sexuales por parte de las personas de la unidad familiar o
de terceras personas con consentimiento de aquellas.
- La negligencia grave en el
cumplimiento de las obligaciones alimentarias, higiénicas o de la salud que
supongan un prejuicio para la integridad del niño/a o adolescente.
- La inducción del menor o del
adolescente a la mendicidad, delincuencia, prostitución o cualquier forma de explotación
económica o sexual del menor, o permisividad respecto de estas conductas.
- Conductas adictivas de la persona
menor de edad con consentimiento o tolerancia de las personas que ejercen su
guarda.
- El trastorno mental grave de los
padres, madres, tutores/as, guardadores/as que impida el normal ejercicio de la
patria potestad, de tutela o de guarda.
- Las conductas adictivas en las
personas que integran la unidad familiar , en especial, de las que tienen la
patria potestad o tutela, siempre que menoscaben gravemente el desenvolvimiento
y el bienestar del menor.
- La convivencia en un entorno socio familiar
que deteriore gravemente la integridad moral del niño/a o adolescente, o
perjudique el desenvolvimiento de su personalidad.
- La falta de las personas a las que
les corresponde ejercer las funciones de guarda o cuando estas personas estén
imposibilitadas para ejercerlas o en situación de ejercerlas con peligro grave
para el niño/a o adolescente.
- La falta de escolarización habitual
del niño/a con el consentimiento y la tolerancia de los padres, madres o de las
personas que ejerzan su guarda, siempre que menoscabe el desenvolvimiento y el
bienestar del menor o siempre que suponga un prejuicio grave del menor.
- Cualquier otra situación de
desprotección que se produzca de hecho a causa del incumplimiento o de un
imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por
las leyes para la guarda de las personas menores de edad cuando estas queden
privadas de la necesaria asistencia moral o material.
Los niños, niñas o adolescentes que
ingresan en un Centro de Protección de menores, no son menores delincuentes, son
menores víctimas de una situación vivida con unas consecuencias que propician
daños, temores, rabias, iras, en definitiva conductas y/o actitudes resultado
del maltrato recibido por personas adultas.
Estos recursos, son junto con el apoyo
a la familia en unas ocasiones, la asunción de la tutela en otros, la asunción
de la guarda ejercida mediante acogimiento o la adopción, las medidas de
protección adoptadas por la administración desde el Servicio de Protección de
Menores atendiendo a la situación individual de cada uno de los menores
susceptibles de estas medidas de protección.
Siempre debe primar el interés del
menor, ante una situación y una noticia como la que leemos en prensa y afirmo lo publicado en prensa, "Algo
se ha roto en la cadena protocolaria para que tres menores dispusiesen de una
navaja". Me faltan datos para hacer un análisis más exhaustivo de la
situación, la prensa es cauta y quizás mejor así porque estos temas en los que
hay implicados menores además de generar polémica, generan un exceso de morbo
en el que los adultos tenemos la responsabilidad de continuar defendiendo el
interés supremo del menor.
La cadena de servicios sociales es
una cadena de trabajo muy compleja, son muchas las cosas buenas que se llevan a
cabo y en el sector hay grandes
profesionales, no sólo psicólogos como comento en el artículo sino también
pedagogos/as, educadores sociales, trabajadores sociales, técnicos, etc pero
también es verdad que la cadena presenta muchos rotos y descosidos con poca
posibilidad de ser cosidos.
Grande es el trabajo que se realiza
en las asociaciones sin ánimo de lucro en este ámbito pero más grande debiera
ser el trabajo a realizar para evitar incidentes como estos en los que la
responsabilidad parte del Centro de Menores y también del Servicio de
Protección de Menores pasando por todos los profesionales y agentes sociales
implicados en los Proyectos Educativos de los menores agresores.
¡El cambio siempre se encuentra en nosotros, las personas!