"La colaboración entre la familia y la escuela es fundamental para la detección de dificultades y la realización de un buen diagnóstico"
Estamos
en el mes de Octubre, el mes de visibilización del TDAH, el Trastorno por
déficit de atención con o sin hiperactividad que afecta en torno al 7% de la
población infantil.
Un
trastorno cada día con más número de diagnósticos y que creo estoy en disposición
de afirmar, por mis círculos de relación profesional, es un trastorno generador
de grandes dudas tanto si hablamos del cómo
educar como si hablamos del cómo enseñar.
Dudas
en toda la comunidad educativa, si nos referimos a las familias, ya desde el momento del
diagnóstico, dudas más allá de la definición del trastorno y dudas sobre cómo
atender las necesidades de sus hijos/as de manera eficaz y positiva,y dudas
sobre cómo invertir el tiempo y los recursos económicos como garantía de
eficacia, ¿a qué profesionales acudir? ¿cuánto tiempo de intervención? ¿qué es
aquello en lo que se debe incidir? ¿Cómo hacer que mi hijo/a se encuentre
feliz?, ¿Cómo romper la etiqueta?.
Dudas
en la comunidad escolar, profesores/as y profesionales de la educación que más
allá del conocimiento teórico o no del TDAH, observan dificultades en los
recursos, en la formación y en el uso de herramientas adecuadas a cada alumno/a
y a través de ello conseguir la tan ansiada igualdad e inclusión en las aulas.
Mi
teoría, desde la Pedagogía Positiva y, a partir de ahí mi forma de realizar
intervención educativa con todos/as los menores y familias que atiendo parten
de la información y de la motivación haciendo de la persona el sujeto de
acción, el sujeto del cambio.
El
diagnóstico del TDAH es clínico y a partir de aquí es para mí fundamental realizar un buen Diagnóstico Educativo que nos permita conocer el espacio en el que se encuentra
el inicio de la acción educativa, la base del problema, en definitiva, conocer la necesidad educativa real del menor y a partir de aquí, ir
dotando de habilidades, recursos, herramientas el desarrollo personal del menor
y poder abordar las dimensiones de su persona desde esta base.
Desde
aquí no puedo más que agradecer el que hayan contado conmigo para poder aportar
mi perspectiva y el cómo yo entiendo no sólo este trastorno sino la atención a
la diversidad y la inclusión, en este caso, principalmente en el aula. Muchísimas gracias a Khadija Ftah.
Mi
opinión es que nos queda mucho por caminar, y entendiendo que la educación es
el cambio, es importante que comencemos también por eliminar esas
"etiquetas" que tanto daño nos hacen, no sólo a quién se siente
etiquetado dado que limita sus capacidades y su forma de ser y estar como a
quién etiqueta, una forma de no permitir que nuestro cerebro perciba, empatice,
atienda a nuestro exterior y nos muestre diferentes formas de ver y sentir la
vida.
1. ¿Cómo puede detectar la
familia el TDH en un niño? ¿Qué lo diferencia del simple despiste, falta de
atención, de paciencia, o nerviosidad que algunos niños tienen?
EL
TDAH, más conocido como trastorno por déficit de atención con o sin
hiperactividad, es un trastorno neurobiológico que se origina en la infancia.
Sus sintomatologías predominantes son déficit de atención, impulsividad e
hiperactividad, pudiendo éstas presentarse de manera combinada o de forma
independiente.
La
familia, sobre todo en las primeras etapas educativas, es el primer agente en
detectar las dificultades que presentan sus hijos/as, por experiencia sabemos
que observan sus despistes, incapacidad para realizar tareas, exceso de
impulsividad, dificultades sociales, problemas de aprendizaje, etc, si bien en la
mayoría de las ocasiones estas dificultades, las asocian más con un sentimiento
de "culpa" por no sentirse "buenos padres" que con la
existencia de un posible trastorno, que en este caso recibe el nombre de TDAH. Saben
que algo sucede diferente pero no saben el qué.
Y
aquí nace la importancia de apoyo y colaboración entre la familia y la escuela,
segundo agente socializador implicado en el aprendizaje de los menores, esta
unión es fundamental tanto para la realización de un buen diagnóstico como para
la detección precoz de dificultades.
Las
diferencias que lleva asociado el TDAH en relación a conductas propias de la
infancia, las marca el que las conductas se deben producir con una intensidad y
frecuencia superior a lo normal, se
deben dar en al menos en dos ámbitos diferentes de la vida del niño/a, deben
impedirle resolver su vida de manera adecuada y que deben haber sido
descartados posibles problemas médicos.
2. ¿Qué técnicas puede emplear un docente para
ganarse la confianza de un alumno con TDH?
Más
que de confianza, me gusta hablar por un lado de conocimiento del trastorno, es
muy importante que el profesorado se forme en qué es el TDAH, y por otra parte
comprensión y empatía hacia el alumno/a
y sus características personales y cognitivas.
Si
el docente conoce el TDAH, podrá aplicar no sólo las técnicas que ya conoce
sino que podrá llegar a crear sus propias herramientas educativas, herramientas
tanto individuales como grupales favoreciendo no sólo al alumnado con TDAH sino
promoviendo la inclusión y beneficiando de este modo a todo el grupo de
alumnos/as.
3. ¿Qué propones para
reducir o mantener controlada la hiperactividad del niño dentro del aula?
La
educación en la escuela está siendo en la actualidad motivo de debate no sólo
atendiendo a estándares de calidad sino también por su inmovilidad, su apuesta
por el conocimiento memorístico y su evaluación numérica a través de exámenes
dejando fuera aspectos como el trabajo en equipo, la educación emocional ,
educación en valores, etc.
Poco
a poco van surgiendo cambios y hay docentes con grandes ideas que están
revolucionando este concepto pasivo por uno más activo, en el que el alumnado
es el verdadero protagonista de su aprendizaje atendiendo así a la diversidad.
Y por aquí también debieran ir los cambios hacia el alumnado con TDAH, cambios
en los tiempos de atención, modificación de la realización de exámenes,
inclusión de actividades dinámicas en las aulas, entrenamiento de las funciones
ejecutivas, gestión de los tiempos y adaptación de las materias en función de
la complejidad del trastorno, por citar algunos.
4. ¿Cuáles son las necesidades que puede tener
un niño con TDH?
No
hay dos niños/as con TDAH iguales, siempre hablo de un diagnóstico clínico y un
diagnóstico educativo, ambos igual de importantes pero con funciones totalmente
diferenciadas. El diagnóstico clínico, realizado por profesionales sanitarios o
médicos, es el que nos permite ponerle nombre a un conjunto de conductas y el
diagnóstico educativo, que es el que yo realizo desde la pedagogía y el que me permite realizar un proyecto educativo
individualizado adaptado a las necesidades del menor diagnosticado y a sus
familias.
EL
TDAH presenta diferentes trastornos asociados que dificultan su diagnóstico.
Estos tratornos u cormobilidades pueden ser de tipo neurológico, conductual,
afectivo, social y cognitivo. De aquí que sea sumamente importante diagnosticar
dónde se encuentra la base de la dificultad y así comenzar a construir,
trabajando de esta forma también desde la prevención.
5. ¿La educación de los
alumnos con TDH debe ser diferente a la del resto?
Generalizar cuando hablamos del trastorno de
TDAH es complicado, yo creo debería estar adaptada a sus necesidades pero
igualmente debiera ser así con el alumnado que no presenta un trastorno. Si
trabajamos en términos de inclusión y diversidad nada sería diferente y se
convertiría en un trabajo en equipo en el que cada persona podría aprender de
sus limitaciones y enseñar desde sus capacidades.
6.
Ante una conducta impropia (que merece
ser castigada) por parte del niño o niña con TDH, ¿cómo aconsejas actuar?
Debiéramos
comenzar a hablar en términos de responsabilidad y confianza cuando el reto que
se nos plantea en casa o en la escuela es educar una conducta impropia o
disruptiva. La solución siempre parte por involucrar a las personas en sus
propias acciones y obtener consecuencias "positivas" o
"negativas" por definirlo de alguna manera, que les permitan aprender
a gestionar las emociones, la tolerancia a la frustración y sobre todo la
responsabilidad y la autonomía. El futuro de la educación familiar y escolar no
debería pasar por la sanción y el castigo en el que predomina el agente
autoritario por encima de la persona, la experiencia nos dice que cuando el
niño/a crece esta autoridad decrece. Opinión que extiendo a todas las personas
no sólo aquellas con TDAH.
7.
¿Cómo puede afectar el individualismo de
la sociedad al desarrollo de las habilidades sociales de los niños con TDH?
Construir
sociedad desde el individualismo es un grave error, sobre el que lógicamente se
ve alterado el desarrollo de nuestras habilidades sociales y nuestros
intereses. Los niños/as con TDAH presentan la doble dificultad en cuánto al
entendimiento de las relaciones con el grupo de iguales y el rechazo del grupo
provocado en muchas ocasiones por la ruptura de esas normas sociales.
8. ¿Cómo evitar que un niño o niña con TDH
tenga baja autoestima?
Potenciando
sus capacidades y haciéndole partícipe de sus progresos desde una educación
basada en experiencias positivas. La autoestima se construye desde nuestras
vivencias, nuestra relación con nosotros/as mismos y con nuestro entorno, es la capacidad interna de una persona para conocerse, aceptarse y
quererse.
Si estas
experiencias se construyen desde espacios negativos o de confrontación es
cuándo comenzamos a hablar de baja autoestima, es importante resaltar que no se
es de una determinada forma por tener baja autoestima sino que esta es una
consecuencia de determinadas experiencias vividas.
9. ¿Pueden, de alguna forma, las nuevas
tecnologías ayudar a quienes tienen TDH?
Las
nuevas tecnologías han llegado para quedarse y claramente son una herramienta
educativa muy útil y provechosa para el alumnado en general, son además
herramientas ilimitadas en constante cambio y desarrollo. La elección de la
herramienta, su tiempo de uso y establecer los objetivos de ese uso es
determinante en el aprendizaje de cada persona siendo los adultos y los
profesionales de la educación los responsables de enseñar a gestionar su uso y adaptarlo
a cada persona y a sus necesidades.
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