Un año más, un
día más, y coincidiendo con un día tan mágico como el "Día que
vienen los Reyes, qué nervios...." alzo mi voz por la
infancia y así me gustaría llegara mi carta a sus majestades las más reales.
"Mi deseo es que
todas las niñas y niños del mundo tengan las mismas oportunidades de crecer,
sonreír, vivir y sentir que yo".
No es sólo un deseo es un sentimiento que me acompaña día a día al observar a mi alrededor un estado del bienestar cada día más desigual donde la infancia y la educación no parecen ser prioritarias.
"Recuerdo
mi infancia como una infancia feliz, muy feliz, a pesar de mis lloros, pataletas, enfados y
miedos. Recuerdo jugar mucho, en la calle con mis amigos del barrio y mis
compañeros del colegio. Recuerdo que lo importante no era el tipo de juego
sino el juego en sí y el estar todos juntos pasándolo bien y gastando toda la energía
acumulada durante las clases magistrales del Colegio. Clases magistrales
divertidas? Quizás no siempre pero creo que incluso esos tiempos me han
enseñado a aprender a aburrirme y estar conmigo misma sin protestar.
Estas eran
parte de mis preocupaciones, mi obligación era vivir y disfrutar de mi niñez,
eso sí atenta a la llamada de mi madre para tomar la merienda y a su segunda
llamada para volver a casa. Recuerdo un mundo de preocupaciones propias de mi
edad, recuerdo aprender a tomar decisiones, a descubrir mi lado simpático y
divertido frente al más llorón, aceptar las normas del juego, aprender a ganar
pero sobre todo a perder y aprender a gestionar mis conflictos con mis amigos
en un "de tú a tú", mis padres no estaban siempre tan presentes como
para sacarme las "castañas del fuego" y yo recuerdo ser feliz.
No recuerdo
tener preocupaciones de "adulto", ni tener que organizar mi tiempo yo
sola, no recuerdo sentirme abandonada y sí recuerdo sentirme querida por quien
era no tanto por lo que hacía ni lo que querían que hiciera.
Con mejores o
peores momentos, he vivido mi infancia como la niña que fui, el abandono no
entraba en mi vida, el maltrato me quedaba muy lejos, no he pasado horas sola,
ni he estado deambulando de actividad en actividad. Mi círculo de acción no era
grande, era mi barrio y todas las personas que en él nos
movíamos. No recuerdo vivir con inseguridades, ni miedos, ni fobias y no hablo
de dinero, ni de excesos materiales.
Protección, Apego, Afecto y Confianza... 4 pilares que NUNCA deben faltar en
la vida de un niño, no hablo sólo de sus derechos por todos conocidos, hablo del respeto a la vida, a
las personas y al poder mágico de la educación.
Majestades las
más reales:
"Autoridades
competentes, políticos, padres, madres, tutores, pedagogos, maestros,
educadores familiares, trabajadores sociales, asistentes sociales, técnicos de
menores, profesionales de la sanidad y población en general... quizás nos toque
a todos aportar nuestro granito de arena".
Mi deseo... mi sentimiento...
"Que
todas las niñas y niños del mundo tengan las mismas oportunidades de crecer,
sonreír, vivir y sentir que yo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario