Observo
con atención como desde hace un tiempo se ha abierto un debate, especialmente
entre los grupos de padres y madres, en torno a la realización de deberes en
casa. Un sector de la población cree que sí, que es importante el realizar
pequeñas tareas como complemento al centro escolar y otro sector, no me atrevo
a decir si mayor o menor opina que los alumnos/as no deben llevar deberes para
casa.
No es
mi intención ofrecer una respuesta a esta pregunta, no porque no quiera sino porque
no me parece ser un tema central del debate educativo actual. Los profesionales
de la educación estamos demandando un pacto por la educación, un pacto sobre el
que el que los partidos políticos ya debieran estar trabajando porque cada día
que se pierde pueden suponernos años de atraso educativo.
Por si sirviera para la reflexión, yo e
independientemente de mi opinión, reformularía la pregunta...
¿deben los alumno/as llevar tareas desde la
escuela para realizar en casa?
Yo, no
ejerzo desde la escuela, no estoy especializada en pedagogía escolar ni
terapéutica pero realizo, desde la pedagogía positiva, intervención educativa con
menores con dificultades y necesidades educativas especiales entre otras,
muchas de estas dificultades proceden del ámbito escolar y otras muchas
proceden del ámbito familiar, y debo considerar que estoy en una situación de
privilegio. Menores, adolescentes y familias que trabajan conmigo, se llevan
tareas, trabajo personal no relacionado con las disciplinas formativas, quizás
tareas más complejas porque ahondan en las capacidades, limitaciones y
autocrítica de nuestras actitudes y he de decir con profundo orgullo que no se
oponen, disfrutan y regresan normalmente contentos/as a las siguientes sesiones
porque tienen ganas de celebrar, relatar y contar las dificultades o facilidades
que dichas tareas les han facilitado. No son deberes ni tareas son
oportunidades de desarrollo y crecimiento nacidas desde su yo y desde sus
necesidades familiares e individuales.
Y avanzando me preguntaría...
¿Por qué hablamos de los deberes con connotaciones
tan negativas?
Padres
que se quejan de la cantidad de horas que sus hijos/as le dedican a su tiempo
educativo, que les resta tiempo para jugar, que deben estar con ellos porque si
no, no terminan nunca, padres que les realizan los deberes a sus hijo/as para
restarles tiempo de aprendizaje, les leen sus libros o les realizan sus
trabajos. Grupos de Whatsapp creados por padres para conocer, controlar y estar
al tanto de las actividades y exámenes que deben realizar sus hijos/as porque
ellos ya están saturados de su tiempo en la escuela, o porque necesitan
descansar o porque no se enteran de lo que los profesores les dicen, estas son
algunas expresiones de los padres que sus hijo/as acaban reproduciendo. Queremos,
deseamos educar en la autonomía e independencia, gestión del tiempo y
resolución de conflictos... ¿así lo estamos haciendo bien?
Quizás
este debate de los deberes es más propio de nuestra estructura social que de un
debate educativo, la sociedad nos impone un ritmo, trabajo, actividades de ocio
y tiempo libre, sobre las que por cierto apenas se abre debate y conozco
niños/as con una agenda de actividades tan saturada que no hay espacio para el
aburrimiento, la reflexión y el pensamiento. Llegamos a casa, queremos
descansar y los deberes ocupan tiempo y espacio, ocupan tiempo y espacio en
cualquier momento del día, es una responsabilidad de los niños/as sobre la que hay
que disponer espacio y tiempo. Aprender es un derecho, un lujo, la educación
nos fortalece como personas y lo que aprendemos es lo que nadie nos puede quitar.
Repasar
y reflexionar sobre lo aprendido y lo
realizado en el día es básico y fundamental, para adultos y para los niños/as
también ¿por qué les vamos a retirar ese tiempo? Es su tiempo.
Ni deberes
si, ni deberes no. Aprender es un derecho.
El
debate seguramente deba centrarse en el pacto educativo, en cómo favorecer la
motivación ante el estudio y la lectura, el cómo conceptos relacionados con el
aprendizaje están quedando obsoletos, en cómo muchos profesores necesitan
reciclarse, en cómo las aulas deben de comenzar a ser aulas dinámicas donde la
creatividad predomine por encima de la memorización, las normas pautadas y los
conocimientos a demostrar a través de una , dos o tres evaluaciones que los
padres esperan con tanta ansia con el fin de saber si su hijo/a ha cumplido las
normas escolares y ha superado sus conocimientos.
Podemos
debatir sobre el tipo de deberes, la forma de adquirir conceptos, el tiempo de
dedicación, la cantidad que en muchas escuelas se ponen, podemos incluso
cambiarle el nombre y definir bien el concepto de estas tareas escolares a
complementar en el ámbito familiar. En un mundo donde la tecnología avanza a
velocidad de gigante, en España disfrutamos de una enseñanza que necesita más
de una actualización de manera inmediata.
Esta
actualización quizás se llama "pacto educativo", un acuerdo de
calidad en el que los diferentes actores deben sentarse y establecer las bases
educativas que permitan nuestra enseñanza adaptada al hoy y al mañana porque
llevamos demasiados años en el ayer.
Desde
mi metodología de trabajo, la Pedagogía Positiva soy partidaria del derecho a
aprender, soy partidaria de la combinación de trabajos en casa, soy partidaria
de establecer momentos educativos fuera del aula, soy partidaria del tiempo
dedicado a la reflexión y sobre todo soy partidaria de disfrutar aprendiendo a
través de la observación, la escucha, la participación y la implicación.
Y tanto que es
verdad!
"Nuestra
enseñanza necesita una renovación integral e integradora"
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