El juego potencia la creatividad,
estimula la psicomotricidad, despierta el interés, favorece el desarrollo
psicológico y personal del niño/a, mejora el autoconocimiento y en definitiva
puedo afirmar que es un potenciador nato de la autoestima. El juego individual,
el juego en grupo, ambos activan el pensamiento, propician la empatía, el
establecimiento de la norma, el respeto al turno, el poder de la escucha, la
importancia de la palabra y sobre todo activa el cerebro y le enseña a
"aprender divirtiéndose".
Así es como aprenden los niños/as y la importancia del tiempo de juego. Sin embargo es importante resaltar que de ello no depende la cantidad de juguetes, el juego se activa con cualquier objeto que goce de la atención del niño/a y así hablaba del juego en este artículo ¡Todos tenemos que jugar!
Un exceso de juguetes, incluso en el
corto tiempo y desde edades muy tempranas puede provocar insatisfacción e interés por lo
material afectando al estado de ánimo y a la conducta, actitudes relacionadas
con el temor al fracaso y escasa tolerancia a la frustración y puede también
provocar comportamientos agresivos propios de personalidades egocéntricas.
"Regala con sentido, con cariño y con
responsabilidad"
Opta por juguetes que fomenten la
igualdad y acordes a la edad del menor. Juegos no violentos, de madera, para
crear, para pensar o simplemente para divertirse porque pasándolo bien también
aprendemos y despertamos nuestra asertividad y empatía.
Como
padre/madre favorece el juego en grupo y
respeta el tiempo de juego individual.
"Que el juguete se convierta en la herramienta del juego y que el niño/a sea su verdadero protagonista"
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