10 de
Octubre de 2015, "Día Mundial de la Salud Mental", en un primer
momento mi mente se asoma hacia el mundo adulto y los problemas que las
personas que padecen un problema de salud mental deben afrontar de manera
cotidiana, según el nivel de afectación,
su nombre, la toma de medicación, el proceso de aceptación llevado a cabo
por el paciente y el tipo de apoyo recibido por los familiares o personas
cercanas.
El
entorno social debe "Aprender a comprender" y las personas afectadas
deben aprender a paliar sus limitaciones con otras herramientas personales... a
priori, nada extraño... todos debemos aprender a reconocer nuestras
limitaciones y suplantarlas con otros recursos que debemos ir adquiriendo y
aprendiendo.
Mi
mente, tras este primer encuentro con el mundo de la salud mental, se traslada
rápidamente a mis experiencias profesionales en el ámbito de la salud mental
infanto- juvenil.
Bajo mi
responsabilidad como guardadora de menores en situación de exclusión social, durante
los 15 años ejercidos como Directora de
centro de protección de menores, he acudido a estas unidades de salud mental
con bastante asiduidad, detección de comportamientos, valoraciones, tomas de
medicación, seguimientos de estas tomas... salir de estas sesiones con
valoraciones relacionadas con posibles psicosis, esquizofrenias, trastornos
bipolares, etc y con recetas de risperdal y medicamentos similares que a priori
paralizan ciertas conductas muy violentas para ellos y para el entorno que les
rodean, pero que generan en los menores efectos secundarios tales como
adormecimiento, falta de apetito, inmovilidad social, dificultades en el manejo
del espacio o el tiempo, etc resulta
complejo de aceptar, sobre todo como una de las soluciones posibles, sobre todo porque
acaban siendo soluciones a largo plazo que comienzan como una medida temporal y, sobre todo por la impotencia profesional de no estar haciendo las cosas al nivel que la persona precisa. Son fiel defensora de los procesos educativos y creo que un 85% de la recuperación de estos niños parte de ella.
Quiero, por tanto, dejar claro que el haber vivido estas realidades y continuar viviendo realidades
parecidas aunque desde una nueva perspectiva, desde Positivando Gabinete, no significa que acepte esta
realidad como único tratamiento efectivo ni eficaz.
He
vivido realidades de niños con afectaciones psicológicas, voy a llamar de nivel
rojo, por culpa de ser objeto de maltrato y de altas cotas de violencia física,
psicológica y sexual desde corta edad. He
visto que estas experiencias traumáticas tienen un nivel de afectación en el
desarrollo tan violento que, fantasía y realidad se unen en una delgada línea
de despersonalización del niño que le dificulta terriblemente la vida con ellos
mismos y con la sociedad. He visto como ellos se ponen en situaciones de
peligro extremo o, ponen a las personas de su entorno, conductas espontáneas donde el riesgo y el
daño no es percibido como tal por el menor.
Estos niños
son víctimas, y aunque acostumbran a tener la etiquetar contraria, como
víctimas no se merecen una vida cargada de medicamentos, etiquetas y constantes
mensajes negativos que van a marcar su vida y que les pueden convertir en adultos
excluidos, usuarios de servicios sociales. No se merecen esta situación.
Estos y
todos los niños, maltratados por su vida, por otros adultos, se merecen
procesos de intervención educativa adaptados a sus necesidades, se merecen los
mejores profesionales sanitarios y educativos, se merecen los mejores recursos y
se merecen mejorar el mundo del que han sido retirados.
Es una
visión triste, hoy quizás mi mensaje es doloroso pero es una realidad al hablar
de salud mental infanto juvenil, es una experiencia, mi experiencia en este
ámbito de la persona, en cómo se afrontan sus problemas y dificultades y en
cómo hay personas que comienzan a depender de un "medicamento" desde
una temprana edad.
¿Hasta
dónde una necesidad y hasta dónde un parche para un problema futuro?
Profesionales
de la salud y la educación mucho deben caminar juntos para garantizar una
mejora en la detección, identificación y
reconocimiento de las necesidades de los menores, garantizándose una mejora en la toma de
decisiones, en los diagnósticos, en su calidad de vida y en la dotación de
recursos adaptados a sus necesidades.
#DíaMundialSaludMental
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